viernes, 31 de octubre de 2014

¡Diles que no me maten!, de Juan Rulfo

Traemos hoy una perla del poco prolífico (por lo exigente que fue consigo mismo) escritor mexicano Juan Rulfo (1917-1986), autor de la novela Pedro Páramo y de la recopilación de cuentos El llano en llamas, que incluye el texto que sugerimos hoy.

Fabienne Bradu afirma en su artículo "El mito de Juan Rulfo" que el escritor mexicano “creó personajes que solo existen en cuanto voces, que son puro verbo. Su universo está exento de caras y descripciones ... El progreso de los manuscritos de Pedro Páramo muestra cómo Rulfo fue eliminando poco a poco su voz, las referencias históricas a la revolución y a la cristiada, la topografía original, la explicitación del pasado de sus personajes para arraigarlos en un presente cargado de razones y de peripecias, para en fin presentar la desesperanza no como producto de la violencia de los hombres, sino más bien como una condición humana”.
Traducido al criollo, textos en los que sumergirse, disfrutar y quedarse un rato pensando sobre la citada condición humana.
Tras el relato pueden ver la adaptación de este cuento al cómic que realizó Rafael Barajas Durán, alias  El Fisgónaparecida en la revista mexicana El Chamuco.


¡Diles que no me maten!, de Juan Rulfo

―¡Diles que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad.
―No puedo. Hay allí un sargento que no quiere oír hablar nada de ti.
―Haz que te oiga. Date tus mañas y dile que para sustos ya ha estado bueno. Dile que lo haga por caridad de Dios.

lunes, 27 de octubre de 2014

El cuentista, de Saki

Héctor Hugh Munro, conocido por el seudónimo literario de Saki (1870 - 1916), fue un dramaturgo inglés (aunque nacido en Birmania) con especial talento para el cuento.
Le tocó vivir en una sociedad tan encorsetadora como la victoriana, y quizá por ello muchos de sus relatos rezuman ironía y crítica en sus, aparentemente, objetivas descripciones.
Qué mejor que unas palabras de Jorge Luis Borges para presentarle: «Con una suerte de pudor, Saki da un tono de trivialidad a relatos cuya íntima trama es amarga y cruel. Esa delicadeza, esa levedad, esa ausencia de énfasis puede recordar las deliciosas comedias de Wilde».

En este breve relato nos ofrece una sátira sobre los cuentos "políticamente correctos" y quienes los relatan. Escrito hace más de cien años pero lamentablemente vigente, y una delicia para el lector inteligente.


El cuentista, de Saki

Era una tarde calurosa y el vagón del tren también estaba caliente; la siguiente parada, Templecombe, estaba casi a una hora de distancia. Los ocupantes del vagón eran una niña pequeña, otra niña aún más pequeña y un niño también pequeño. Una tía, que pertenecía a los niños, ocupaba un asiento de la esquina; el otro asiento de la esquina, del lado opuesto, estaba ocupado por un hombre soltero que era un extraño ante aquella fiesta, pero las niñas pequeñas y el niño pequeño ocupaban, enfáticamente, el compartimiento. Tanto la tía como los niños conversaban de manera limitada pero persistente, recordando las atenciones de una mosca que se niega a ser rechazada. La mayoría de los comentarios de la tía empezaban por «No», y casi todos los de los niños por «¿Por qué?». El hombre soltero no decía nada en voz alta. 

sábado, 25 de octubre de 2014

Los nueve mil millones de nombres de Dios, de Arthur C. Clarke

Arthur C Clarke (1917 - 2008), el autor de 2001, una odisea espacial, se adentró en la ficción con una rigurosa base científica.

Ello le permitió adentrarse con autoridad en terrenos de otra forma pantanosos, y tratar temas que, en otros ámbitos y con otras formas, mucho más serias y académicas, no llegaban al gran público.
El relato de tan largo título que hoy traemos al blog, sin dejar de ser un entretenido y de fácil lectura divertimento, plantea el contraste entre una sociedad tecnificada y otra dedicada al servicio de Dios, y su final, no por previsible menos original, nos deja una pensativa sonrisa.

Los nueve mil millones de nombres de Dios, de Arthur C. Clarke

―Esta es una petición un tanto desacostumbrada ―dijo el doctor Wagner, en lo que esperaba fuera un comentario adecuado―. Que yo recuerde, es la primera vez que alguien ha pedido una computadora de secuencia automática para un monasterio tibetano. No me gustaría mostrarme inquisitivo, pero me cuesta pensar que en su... ejem... establecimiento haya aplicaciones para semejante máquina. ¿Podría explicarme que intentan hacer con ella?

miércoles, 22 de octubre de 2014

Sobre encontrarse a la chica 100% perfecta una bella mañana de abril, de Haruki Murakami

Del autor de Tokio blues traemos hoy un relato que aúna la sencilla exquisitez borgiana y el exotismo oriental para conformar una historia redonda y sin resquicios que plantea el tema de la casualidad y, de paso, el de que las oportunidades que dejamos escapar pueden no regresar nunca.

Uno de los cuentos por los que pondría la mano en el fuego.

Sobre encontrarse a la chica 100% perfecta una bella mañana de abril, de Haruki Murakami

Una bonita mañana de abril, en una estrecha calle del barrio chic de Harujuku en Tokio, me crucé andando con la chica 100% perfecta.

Aunque a decir verdad, ella no era tan guapa.

lunes, 20 de octubre de 2014

Así fue salvado Wang-Fo, de Marguerite Yourcenar


Marguerite Yourcenar (1983 - 1987), o el gusto por lo bien hecho.

De la autora de Memorias de Adriano, de una insaciable curiosidad por las culturas antiguas, tanto de Oriente como de Occidente, de las que recreó numerosos mitos y leyendas, traemos hoy uno de sus "Cuentos Orientales", concretamente Así fue salvado Wang-Fu, delicado relato en el que plantea interesantes temas de discusión como la admiración personal por un maestro o el de la entrega absoluta a la creación artística.
Pero si algún tema me atrajo especialmente de este cuento, para plantearlo como disparador en una clase actual integrada por adolescentes, es el del emperador, un joven criado en una burbuja, y que descubre el mundo a través de las pinturas del extraordinario pintor protagonista del relato.
Cuando al inicio de su juventud se ve obligado a afrontar la realidad del mundo en el que vive, sufre una gran frustración, ya que lo que observa está lejos de la falsa y deformada imagen que se forjó en su imaginario.
Nada distinto a lo que les ocurre a millones de jóvenes que se crían y educan en una burbuja estética, consumista y tecnológica y que, cuando se les obliga a confrontarse con la realidad, sufren una insuperable frustración.

Las ilustraciones se han tomado del cortometraje de animación de René Laloux, cuyo enlace adjuntamos tras el relato.

Así fue salvado Wang-Fo, de Marguerite Yourcenar
El viejo pintor Wang-Fo y su discípulo Ling erraban a lo largo de los caminos del reino de Han.

viernes, 17 de octubre de 2014

La raya, que no te complique, por Antonio Ballesteros


Aunque la tendencia de los mejores escritores contemporáneos es incorporar los diálogos al discurso narrativo, haciendo que la novela o el cuento “suenen” como si alguien a nuestro lado nos hablara, a veces es conveniente transcribir un diálogo del modo tradicional, con raya inicial.

martes, 14 de octubre de 2014

No hay camino al paraíso, de Charles Bukowski


Hoy traigo una de mis debilidades: Bukowski (1920 - 1994).
En estado puro y muy divertido (además de directo, misógino, misántropo, procaz y desinhibido, que por eso es quien es y hasta dicen que hizo "realismo sucio").
Bukowski un  tipo muy mal considerado en ciertos ámbitos vivió tan fascinado por su propia y azarosa vida que la convirtió en Literatura.
No hay camino al paraíso apareció en el volumen "Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones e historias generales de locura ordinaria" (1972).
Tras el cuento, de propina, unas cuantas frases del autor que definen mejor que cualquier sesudo y tedioso ensayo quién era y cómo las gastaba el buen señor, y algunos dibujos suyos que aparecieron tras su muerte. Adelantamos una de las frases:
"Francamente, estaba horrorizado con la vida, con lo que un hombre tenía que hacer simplemente para comer, dormir y mantenerse vestido. Entonces me quedaba en la cama y bebía. Cuando bebía el mundo aún estaba allí afuera, pero por el momento no me tenía agarrado del cuello".

No hay camino al paraíso, de Charles Bukowski

Yo estaba sentado en un bar de la avenida Western. Era alrededor de medianoche y me encontraba en mi habitual estado de confusión. Quiero decir, bueno, ya sabes, nada funciona bien: las mujeres, el trabajo, el ocio, el tiempo, los perros... Finalmente solo puedes ir y sentarte atontado, totalmente noqueado, y esperar; como si estuvieses en una parada de autobús aguardando la muerte.

sábado, 11 de octubre de 2014

La cadena del ancla, de Roberto Arlt

Roberto Arlt (1900 - 1942) fue un escritor argentino de potente prosa y escaso reconocimiento, al menos mucho menos que el que se merecía. No por casualidad Cortázar decía de él que era su maestro.
Aunque sus relatos más conocidos son El jorobadito, Luna roja y Noche terrible, traemos hoy a las páginas del blog un relato distinto, mucho menos nombrado pero que me gusta tanto o más que los otros.
Hay quien dice de La cadena del ancla que es un relato de aventuras. Otros lo clasifican como de terror. Podría estar en el género de espías... y en muchas "cajitas" más.
Cómo una endiablada serie de casualidades concatenadas llevan a una espeluznante muerte, o cómo embarcar al lector en una travesía incómoda pero que no puede abandonar hasta conocer el final... eso y muchas cosas más es La cadena del ancla.
Si tuviera que clasificar el presente relato, lo haría en un punto intermedio entre las aventuras del Halcón Maltés y los relatos de terror de Edgar Allan Poe, ya que de ambos encuentro reminiscencias. Imperdible.

La cadena del ancla, de Roberto Arlt

Cuando a fines del año 1935 visité Marruecos, el tema general de las conversaciones giraba en torno a las actividades de los espías de las potencias extranjeras. Tánger se había convertido en una especie de cuartel general de los diversos Servicios Secretos. En Algeciras comenzaba ya esa atmósfera de turbia vigilancia y contravigilancia que se extiende por toda África costera al Mediterráneo.

jueves, 9 de octubre de 2014

La noche de los feos, de Mario Benedetti

Uno de los cuentos de Benedetti (1920 - 2009) que cada tanto releo es La noche de los feos.
Con su sencillez característica, el maestro nos embarca en la aventura de dos excluidos sociales, por su aspecto físico, que solo al encontrarse se redimen uno al otro y a sí mismos.
Un relato por el que no pasa el tiempo ya que, por desgracia, la problemática que plantea es cada vez más actual y se ramifica continuamente.
Sin nada que desvíe la atención de la historia, sin adornos que la desvirtúen, el narrador relata el encuentro entre dos personas infelices que quizá dejen de serlo, al menos efímeramente, y les sitúa en el camino de la propia aceptación con la tierna crudeza (o la cruda ternura) que tan excepcionalmente utiliza Mario en sus textos.


La noche de los feos, de Mario Benedetti
1
Ambos somos feos. Ni siquiera vulgarmente feos. Ella tiene un pómulo hundido. Desde los ocho años, cuando le hicieron la operación. Mi asquerosa marca junto a la boca viene de una quemadura feroz, ocurrida a comienzos de mi adolescencia.

martes, 7 de octubre de 2014

Algunas peculiaridades de los ojos, de Philip K. Dick

El autor de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, inspiradora de Blade Runners; de Total Recall, llevada también al cine; o de El informe de la minoría, en el que se basó Steven Spielberg para realizar Minority Report, o sea: Philip Kindred Dick (1928–1982), nos obsequia con un relato de fino y sarcástico humor. Las interpretaciones que se han hecho del cuento son muy variadas: desde una crítica a los graves problemas de comprensión lectora de muchas personas (un significativo porcentaje de ellas con título universitario), que no entienden el uso metafórico del lenguaje, al extremo opuesto, es decir, al uso indiscriminado e innecesario que en ciertos ámbitos y géneros se hace de la metáfora.

De cualquier forma, un sencillo pero magnífico relato que consigue unas cuantas sonrisas y alguna reflexión (o viceversa).

Algunas peculiaridades de los ojos, de Philip K. Dick

Descubrí por puro accidente que la Tierra había sido invadida por una forma de vida procedente de otro planeta. Sin embargo, aún no he hecho nada al respecto; no se me ocurre qué. Escribí al gobierno, y en respuesta me enviaron un folleto sobre la reparación y mantenimiento de las casas de madera. En cualquier caso, es de conocimiento general; no soy el primero que lo ha descubierto. Hasta es posible que la situación esté controlada.

jueves, 2 de octubre de 2014

La capa, de Dino Buzzati


Dino Buzzati Traverso (Belluno, Italia, 1906–1972), autor de El desierto de los tártaros, no aceptó nunca ser considerado un escritor. Se definía como un simple periodista que escribía ficciones o nouvelles sin gran valor.
Se ve que el tipo era bien modesto, pese a que tenía una portentosa imaginación y a que escribía como pocos.
En La capa, a través del personaje de la madre del soldado que vuelve de la guerra, Buzzati realiza una reflexión sobre lo efímero de la vida humana.
Narrando en tono realista, introduce paulatinamente en la escena el peso de una atmósfera amenazante y perturbadora, sobrenatural y simbólica.
Pese a los esfuerzos de la madre del soldado por negar lo que intuye, debe plegarse a la realidad; mientras que a su vez, desolado y sin esperanza, el muchacho realiza una última visita a lo que pudo ser su vida, como para llevarse un recuerdo que lo reconforte en el más allá.

En los talleres, además, hemos tomado este cuento como ejemplo para transcribir los diálogos (por medio de guiones, pero también entre comillas). Y, en el caso de la madre, los pensamientos y sentimientos que no son expresados en ellos.
En definitiva, una pequeña joya.

La capa, de Dino Buzzati

Al cabo de una interminable espera, cuando la esperanza comenzaba ya a morir, Giovanni regresó a casa. Todavía no habían dado las dos, su madre estaba quitando la mesa, era un día gris de marzo y volaban las cornejas.
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