Mujer escribiendo (1960), de Alfredo Zalce (1908-2003) |
Aprovecho desde aquí para agradecerle y de paso lo publico, además en "versión uruguaya", de forma que lo pueda distribuir con solo reenviar el "link". Ojalá no sea ella la única a quien le guste.
Ya en el pandémico 2020, subimos a YouTube el cortometraje basado en este relato:
SOS
UN SORETE, churry. No tenés arreglo. Vuelvo de mis vacaciones tan ilusionada,
dispuesta a revolucionar mi vida una vez más con tal de estar con vos
―olvidando los mambos de antaño―, y en plena puesta de sol en la escollera
Sarandí, me decís que estás viviendo con otra y que, para colmo, te mantiene.
Te podías haber metido la lengua en el culo y no fastidiarme el momento mágico
de los claroscuros rosados, granates, púrpuras y anaranjados con que el cielo
nos obsequiaba.
Carta al churry
Antonio Ballesteros
uruguaydailyphoto.blogspot.com/ |
Pero
no, vos sos así, tenés que decirlo todo. La gente tiene sus secretos,
churry, y vos casi siempre estás más
lindo callado.
Por
otra parte, como para fiarse de tu fidelidad. Y es que, te lo he dicho mil
veces, no entendés a las minas. Mucho decir que todas las mujeres del mundo
dejan de existir con que yo chasquée los dedos y te dé una mínima esperanza, y
en cuanto estoy cinco meses sin contestar tus mensajes y sin descolgar el
teléfono, zas, te vas vivir con otra.
Así
no hay forma de ser Pretty Woman. Y tú no eres precisamente Richard Geere ni
Brad Pitt, por mucho que la guarra esa te ponga la mesa, te coma la verga y te
pague las camisas, el periódico y el papel para la impresora.
Y
después de decirme que vivís con ella, sin duda creías que por dejarla al día
siguiente de yo regresar olvidaría la puñalada barriobajera que me acababas de
dar en aquel entorno tan romántico. Ibas listo, guapín.
No,
bonito, esas cosas no se olvidan. Que hubiéramos roto y no te contestase no
significaba que vos te pudieras levantar a cualquiera. No capiscas. Y es que
sos zonzo, sos más zonzo que un carpicho, porque mirá que creerte que yo daba por
zanjado el tema... Pero si estaba claro como el agua que no dejaba de hacerte
feos para que te arrepintieras de haber dejado a la otra al ver que yo no te
daba bola.
Ni siquiera te dabas cuenta de que cuando nos acostábamos hacía de muñeca hinchable, para que tuvieses que preguntar qué concha me pasaba y entonces poder contestarte, poniendo cara de orto, que no me concentraba porque estaba pensando en otra cosa.
Ni siquiera te dabas cuenta de que cuando nos acostábamos hacía de muñeca hinchable, para que tuvieses que preguntar qué concha me pasaba y entonces poder contestarte, poniendo cara de orto, que no me concentraba porque estaba pensando en otra cosa.
Pero
no hay forma de que entiendas nada, sos un capullo de alhelí. Cuando un mes más tarde de
retomar lo nuestro dije que se me había pasado el calentón, y que cuando
pensaba en ti temía volverme frígida, otra vez ponés cara de idiota, sonríes,
decís que estás contento porque me ves muy bien y encima me deseas suerte. No
me explico cómo podés ser tan gil.
Si
en ese momento me rezongás o rompés a llorar, o por lo menos ponés cara triste,
o unos días después me rajás las ruedas del auto o me lo quemás, habría sabido
que ese mes de puteadas había valido la pena. Pero no entendés de juegos, no me
extraña que siempre te ganara al truco.
Y
encima, sorete, cuando un mes después te llamo para iniciar la reconciliación,
resulta que has vuelto a las andadas y me decís, facherito vos, que tendré que
esperar unos días porque te vas a Villa Serrana a pasar tu cumpleaños con la
guarra. Ahí terminaste de cagarme. No tenés bastante con vivir frente a un
convento de monjas, con tal de tener a mano quien te haga los arreglos en la
ropa y te venda mondongo a cualquier hora. Ya te lo dije al principio, no tenés
arreglo, no hay quien se fíe de ti.
Y
como sos más tonto que un mendrugo de pan duro, en cuanto te aprieto un poquito la volvés a
dejar, con solo insinuarte que me estoy pensando volverlo a intentar contigo.
Y
otra vez con la comedia, esperando que saltes de una vez de tus casillas y
reconozcas que te hago tanta pupa como vos me hiciste a mí.
Pero
nada, hijo, ni por esas. Cada vez estoy más convencida de que te has idiotizado
por completo.
Me
pongo a desairarte y hago lo imposible por que te aburras, y vos ni te inmutás. Y
claro, solo puedo pensar que me la das con queso, que me estás cagando de
nuevo. Y ahí me tenés pensando si dormías en tu casa o con la guarra esa o con
otra, que casi estaba deseando verte con ella o con cualquiera para convencerme
de que eres un informal sin arreglo y terminar de desenamorarme.
Así
que, como te merecés un buen escarmiento, y ya llevo muy avanzado lo de
desenamorarme, y además tengo bárbaros planes entre los que elegir, te voy a
mandar otra vez a la mierda. Estás regalado.
Y
como no aprendés, nunca aprendés, en vez de rezongar y ponerme de vuelta y
media, como haría una persona normal, sacarás otra vez tu sonrisita de gurí
bueno y mostrarás tus deseos más fervientes de que la vida me vaya bien.
Pero
es igual, lo tengo decidido: dejaré otra vez de verte, así podré dejar de
hacerme la aburrida. Quizá vuelva a echar de menos que me acurruques y tus
caricias, aunque no creo. Quizá dentro de unos días solo piense en qué hacer
para que me llames, y para dejar de especular en si has vuelto con la guarra o
duermes solo. Espero que esta vez no.
Pero
el caso es que te voy a largar otra vez, a ver si por fin aprendés a hacer bien
las cosas y podemos empezar una relación normal, como amantes o como enemigos
irreconciliables.
Porque,
conociéndote, seguro que pensás en las tres posibilidades y no te decidís por
ninguna. Y como lo quieras averiguar por mis explicaciones, vas listo.
Por
lo demás, solo decirte que te quiero, mi vida, por lo menos de momento y, eso
sí, cada vez menos: por si no me desenamoro del todo ni me decido por otro
plan, cuando te dé boleta no tardes dos meses en hacerte el encontradizo, que
me entra la ansiedad y hago muchas boludeces: en la última crisis incluso me apunté a
un gimnasio.
Ya
no nos podremos ver, tras andar toda la noche de joda, en el partido de fútbol
de mis amigos del Cordón, porque la semana pasada disolvieron el equipo, pero
ya sabés que compro en el kiosko de Braulio casi todos los días, lo tenés fácil para tropezar conmigo.
Aguantá
mientras tanto sin levantarte a nadie, guapito, por mucho que te alces, no sea
que me dé otra vez la ventolera y lo quiera volver a intentar con vos, y tenga
que empezar de nuevo a las puteadas hasta que se me pase la calentura de verte
con otra.
Pero eso sí, ni por lo más remoto pienses, cielito, que te voy a enviar esta carta, porque entonces sabrías tanto como yo. La voy a romper en mil trocitos y te voy a dejar con la duda de si me lo paso de madre, de si es verdad que no supero los malos mambos o de si te he vuelto a putear. ¿Ta?
Pues eso, cuidate, nos vemos.
Pero eso sí, ni por lo más remoto pienses, cielito, que te voy a enviar esta carta, porque entonces sabrías tanto como yo. La voy a romper en mil trocitos y te voy a dejar con la duda de si me lo paso de madre, de si es verdad que no supero los malos mambos o de si te he vuelto a putear. ¿Ta?
Pues eso, cuidate, nos vemos.
me encantó!!! Beso grande. María Teresa
ResponderEliminarNo me gusto mucho tiene muchas palabras dejeneradas disculpen...
ResponderEliminarPues hablando de "degenerados"...
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