Fabián es como ese árbol que
a veces, recorriendo una ruta apartada, se advierte enraizado de forma inverosímil
entre dos rocas; como ese arbusto que en primavera, vistiendo coloridas flores, se asoma por entre las piezas cuadrangulares del granito con el que se construyó una catedral.
Es ese punto verde que sorprende en el paisaje ―agreste o, al contrario, extremadamente solemne y recargado―, lo que
te hace detenerte y aparcar en la cuneta de la ruta o a la vera del templo para confirmar que lo visto no fue un espejismo.
Conjeturas entonces si fue el viento o el deambular errático
de algún pájaro la causa de que se depositara en aquel lugar una semilla
destinada genéticamente a desarrollarse en otros parajes menos adversos, y cómo sin
embargo creció desafiando cualquier cálculo de probabilidades.
Había oído hablar de él, incluso
había disfrutado los poemas que hoy reproduzco en esta página, pero tuve la suerte de conocerlo
gracias al trabajo de Ale, porque Fabián es referente en Letras de ProArte.
Volviendo a esos poemas en portuñol que fueron para mí como su tarjeta de visita, en el mail con el que los distribuyó escribía:
“Estimados.
Comparto los poemas que leí ayer en “Poesía Viva por Chile”.
Hacen parte de un libro inédito, Noite nu Norte, que va acumulando negativas de
las editoriales. Sospecho que dormirá para siempre en la caja de zapatos,
debajo de mi cama. Agradezco la amabilidad del público. Espero que disfruten.
Saludos cordiales, Fabián Severo”.
Afortunadamente, ese libro se
publicó, primero en Ed. del Rincón (2011) y un año después, en edición
bilingüe, por Ed. Rumbo. Tal volumen es "el responsable" de una de las dos menciones que ha
conseguido Fabián en los Premios Anuales de Literatura, acá en el Uruguay. La otra, en la
categoría de inéditos, ha sido por Camino
de la soledad. Esta es la carta de agradecimiento que difundió por la red tras el
premio:
“Queridos amigos, agradezco a todos por sus saludos y comparto
con ustedes mi felicidad. Detrás de cada poema que escribí, está el recuerdo de
una calle, un aroma, una voz, algún vecino contándome su historia, una niña
peinando a su muñeca. Es impensable escribir un solo verso sin la ayuda de los
libros, las canciones, las películas, las personas que conocí. Y nombrar a las
personas que son “coautoras” de Noite nu
Norte o de Camino de la soledad
es imposible.
Gustavo Esmoris |
Pero quisiera agradecer especialmente a mi hermano Gustavo
Esmoris por sus sugerencias, a Carmen Galusso por ver luz en mi “noite”, a mis
compañeros del Taller de Escritura “El Rincón” que con sus textos y sugerencias
me ayudan a escribir un poquito mejor, a los compañeros de Quipus por su
esperanza, y a mis alumnos del liceo que con su creatividad e imaginación, me
desafían día a día.
Fabián y Ernesto Díaz |
Agradezco a la frontera, fuente inagotable, por recordarme de
dónde soy. Agradezco a mi familia y a los amigos (algunos de ellos corrigen y
reescriben mis poemas). A mi hermano Ernesto Díaz, el compositor contemporáneo
más importante de nuestro país.
A Lau ―raíz y tronco de mi árbol― y a Julieta ―nuestro mejor
poema.
Agradezco al Ministerio de Educación y Cultura y al jurado ―colegas
que respeto y admiro― por la oportunidad.
A veces, creo que escribo para no morirme de tristeza y otras
veces, porque extraño algo que no sé e intento encontrarlo en los versos. Pido
disculpas a los lectores que no puedan encontrarse en mis poemas. Me gustaría
escribir el libro más simple del mundo. Aún tengo cosas por decir”.
Fabián combina su
espontaneidad ―esa que en ocasiones le dificulta extraordinariamente morderse
la lengua en ambientes encorsetados y ante situaciones poco edificantes o
directamente kafkianas― con el saber que le dio su formación, no solo
académica, y con un buen humor y un desparpajo a prueba de bomba que a veces adereza con una ironía
no siempre cariñosa.
Yo no se purqué iscrevo ein portuñol. Tal ves yo posa incontrar
alguien que mire asím, adentro mío, i mispilque porqué uno ase lo que ase. La
vida de un ombre naum se pode comprender.
Río Cuareim. Edward Burress |
Tal ves yo
iscreva para no morirme de tristesa. Asvés me pasa, que yo toi mirando el
sielo, de tardisiña, nesa ora quel sielo no parese sielo, i me entra uma dor de
no saber nada de la vida. Intonse, agarro un lapis i voi dibujando numa oja
esas imajen que viví o vi vivir o alguien me contó que vivió o soñé, purque um
también tein direito a soñar aunque no teña con que.
En el liceo de Toledo (que no es mi pueblo sino una población uruguaya homónima a la mía natal) donde daba clases de Literatura, impulsó un proyecto del que ya se apropió la
comunidad, y que consigue que cada año ―desde
2008― se edite un volumen con poemas y relatos de los
alumnos.
Fabián se relame estos días no solo por las menciones antedichas sino porque se prepara para disfrutar de una beca anual de creación
literaria que traerá como fruto, al menos, una novela.
Otro día volveremos para
preguntarle sobre el portuñol de Artigas y el de Rivera, sobre sobre la frontera y
sobre más cuestiones relacionadas con ese y otros temas, como el café que Laura compra en el Palacio del Café. De momento y antes de sus poemas, por si quieren
saber más de él, les dejo el enlace de su página:
TRINTICUATRO
Mi madre falava mui bien, yo intendía.
Fabi andá faser los deber, yo fasía.
Fabi traseme meio litro de leite, yo
trasía.
Desí pra doña Cora que amañá le pago, yo
disía.
Mas mi maestra no intendía.
Mandava cartas en mi caderno
todo con rojo (igualsito su cara) y
asinava imbaiyo.
Mas mi madre no intendía.
Le iso pra mim hijo y yo leía.
Mas mi madre no intendía
Qué fiseste meu fío, te dise que te
portaras bien
y yo me portava.
A historia se repitió por muintos mes.
Mi maestra iscrevía mas mi madre no
intendía.
Mi maestra iscrevía mas mi madre no
intendía.
Intonses serto día mi madre intendió y
dise:
Meu fío, tu terás que deiyá la iscola
y yo deiyé.
SETE
Archigas no tiene presidente.
DOSE
Artigas tevi um seu yeio distrela,
um río yeio de peiye,
um campo verde, asím de árbol,
uma terra briliante de pedra,
mas alguém levou tudo pra outru povo
y nos fiquemo seim nada.
SINCUENTISETE
Nos semo da frontera
como u sol qui nase alí tras us ucalito
y alumeia todo u día ensima du río
y vay durmí la despós da casa dus
Rodrígues.
Da frontera como a lua
qui fas a noite cuasi día
deitando luar sobre as maryen del río.
Como el viento
que hase bailar las bandera,
como a yuva
qui leva us ranyo deles yunto con los
nuestro.
Todos nos semo da frontera,
como eses pásaro avuando de la pra qui,
cantando um idioma que todos intende.
Viemos da frontera,
vamo pra frontera,
como us avó y nosos filio,
cumendo el pan que u diabo amasó,
sofrendo neste fin de mundo.
Nos semo da frontera
mas que cualqué río
mas que cualqué ponte.
MIL GRACIAS ! MIL GRACIAS ! La Bélgica poética le saluda.
ResponderEliminar